Es lo peor. Esa sensación que me embarga cada vez que me pongo a recordar y vuelvo al presente es superior a mí. Por más que lo intente lo único que me viene a la cabeza, son recuerdos de lo que hemos vivido, de cuando fui a recogerte, y ahora, en un abrir y cerrar de ojos, ya estábamos en la estación de nuevo, sin vuelta atrás, sin ninguna otra alternativa más que ver cómo eso ocurría, como te alejabas de mí.
He puesto todo mi empeño, pero incluso cuando iba andando camino a la taquilla y al andén, era como si alguien me manejara, porque no tenía fuerzas de seguir, no quería darme cuenta de lo que iba a pasar dentro de media hora, y lo único que podía hacer era encerrarme en mí misma, en mis pensamientos, en mis sufrimientos y en mi tristeza.
Es horroroso que dos días y medio se pasen como si fuesen tan solo uno, y tener que esperar cinco inmensos días para volver a verte. Es algo que me supera y no puedo evitar.
¿Y ahora qué? Ahora tan solo queda resignarse, aguantar los cinco días como buenamente pueda, aunque no tenga fuerzas, ni interés ninguno, y esperar. Esperar a que el viernes vuelva a llegar, o a que suceda un milagro y aparezcas antes, cosa que realmente dudo.
Esperar para que nuestros corazones, vuelvan a ser uno solo.
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